lunes, febrero 26, 2007

Las tres marías


A las tres primas Rojas las llamaban "las tres marías". Una era la flaca, otra era la gorda, y otra, la descolorida. En aquella época de infancia, yo era la descolorida, pero ahora creo que el título de la gorda nos lo disputamos las tres...

Unidas por el lazo familiar, las tres marías se llevan solo 2 años de diferencia la una con la otra. La mayor de las marías se llama Nidia, la del medio, se llama Diana (soy yo) y la menor, se llama Katherine (en la foto).

Aunque no crecieron juntas, las tres marías se encontraban cada vez que el destino lo permitía. Semana Santa, vacaciones de mitad de año, vacaciones de fin de año y uno que otro puente festivo. El lugar de encuentro era la hermosa ciudad de los parques, Bucaramanga.

Los encuentros

Creo que ya perdí la cuenta de las veces que nos matricularon a cursos de natación en el polideportivo de Provenza....Año tras año, la piscina del polideportivo era sin duda, la mejor opción para vacaciones. Sin embargo, esta es la hora que ninguna de las tres aprendió a tirarse de picada, por lo que ahora creo que "esa platica se perdió". Lo que no se pierdía cada año, eran las ganas de querer nadar y nadar esa piscina de un lado para otro...Como yo era la descolorida, por supuesto, después de cada día de piscina no podía ni moverme por las quemaduras en mi espalda...Sin embargo, esto no era impedimiento para levantarse al día siguiente y correr a la piscina.

Recuerdo como si fuera ayer, el día que permanecimos todo el día en la piscina, aún cuando mi nona nos había advertido que no quería vernos más tarde del medio día. Eran casi las 5 de la tarde y Nidia, Katherine y yo aún permanecíamos allí bajo el agua cálida... Cuando volteamos a mirar hacia la entrada del polideportivo, la mirada 38 milímetros de mi abueltia nos sentenció lo que más tarde sucedería.

Con el rabo entre las piernas, las tres marías emprendieron camino hacia la casa, pero en la puerta esperaba la nona correa en mano. Con una sola estocada, aprendimos que las órdenes de la nona no se contradecían...

Barbie super star

Como era costumbre, desde pequeñas nos vestían igual, nos compraban los mismos juguetes, nos llevaban a los mismos sitios, y por supuesto, nos regañaban a las tres. La barbie super star fue la más aclamada durante esa navidad. Jugar a las ollitas, ponerle las partes al señor cara de papa, hacerle vestidos a las barbies, y años después, montar en bicicleta. Cómo olvidar la pelea por dar una vueltica en la 'monareta' de mi prima Nidia...

Las tres marías fueron creciendo... Atrás quedaron las vacaciones divertidas del polideportivo, y llegaron las épocas de los novios, las rumbas, los amigos... De esto hablaré en otro momento porque hay bastante tela para cortar...

Pero avanzando en el tiempo, las tres marías se graduaron del colegio. La menor de ellas, Katherine, lo hizo con dificultad; mientras que Nidia y Diana lo hicieron con honores. Cada una tomó su camino, las dos marías de Bucaramanga escogieron la maternidad y la vida de familia, mientras que la maría 'rola' prefierió dedicarse a estudiar y a trabajar en su profesión.

La vida de las tres marías no ha sido fácil. Sin embargo, cada una conservó su fidelidad, su pasión por hacer las cosas bien, su jovialidad. Katherine escogió la fotografía, Nidia, el mercadeo y Diana, el periodismo. Las tres son mujeres verracas, llenas de vida, de amor por su familia.

Cada año, en familia recuerdan los viejos tiempos cuando solían comer golosinas a escondidas, hacerle bromas a la nona, jugar con los gatos, concursar por la corona a la más bonita con otras niñas del barrio, jugar yermis, ponchados, policias y ladrones...

Continúa...

jueves, febrero 22, 2007

Un año sin mi 'nona'

El próximo 1 de marzo se cumple un año de la muerte de mi abuelita Maruja... Todavía tengo grabado en mi mente su rostro inmóvil y sereno, su piel curtida y cubierta por un maquillaje que nunca usó en exceso. Llegué tarde a su despedida y esa fue la última imagen que tengo de ella..

Esa mujer verraca, sufrida, intensa, celosa, severa, con una capacidad de amar infinita. Amó con su vida a mi abuelo, su primer y único amor; a su bisnieto, a quien cuidaba con esmero y constancia; a su nieta preferida, Katherine, a quien no podía dejar de amar aún cuando le dolía quererla....Ay nonita, cómo te extrañamos, la vida sin tí no es igual.

Lamentablemente, nadie pudo heredar su gusto por la cocina, por los platos exquisitos que solo ella sabía preparar y que nadie se resisitía a probar ni a dejar un bocado. Esa era mi nona, una mujer que a sus 65 años, todavía se levantaba a las 5 de la mañana para preparar un tinto y comenzar sus quehaceres del hogar.

Esa era mi nona, la mujer que sabía cocinar como los dioses, coser a máquina como una experta modista, preparar el remedio justo para todos los males, tener impecable su cocina, cuidar sus pájaritos... Esa mujer que tuvo la capacidad asombrosa de criar a sus tres hijas, a sus nietos y aún a sus bisnietos...

Esa era doña Marujita Vargas Villabona, la mujer ariana, la aparentemente seca y fría pero con un caldero hirviendo por dentro, la malageña de pura sepa, la morena a la que le heredé el mal genio... Mi nonita, cómo no adorarla, cómo no llorarla en su ausencia, cómo no añorar sus cuidados y sus consejos...

Al recordarla, veo a la mujer que me esperaba en la parada del bus para llevarme a casa, veo a la mujer-madre de toda una familia, a la matrona del hogar...La vida sin ella no es igual.