jueves, febrero 22, 2007

Un año sin mi 'nona'

El próximo 1 de marzo se cumple un año de la muerte de mi abuelita Maruja... Todavía tengo grabado en mi mente su rostro inmóvil y sereno, su piel curtida y cubierta por un maquillaje que nunca usó en exceso. Llegué tarde a su despedida y esa fue la última imagen que tengo de ella..

Esa mujer verraca, sufrida, intensa, celosa, severa, con una capacidad de amar infinita. Amó con su vida a mi abuelo, su primer y único amor; a su bisnieto, a quien cuidaba con esmero y constancia; a su nieta preferida, Katherine, a quien no podía dejar de amar aún cuando le dolía quererla....Ay nonita, cómo te extrañamos, la vida sin tí no es igual.

Lamentablemente, nadie pudo heredar su gusto por la cocina, por los platos exquisitos que solo ella sabía preparar y que nadie se resisitía a probar ni a dejar un bocado. Esa era mi nona, una mujer que a sus 65 años, todavía se levantaba a las 5 de la mañana para preparar un tinto y comenzar sus quehaceres del hogar.

Esa era mi nona, la mujer que sabía cocinar como los dioses, coser a máquina como una experta modista, preparar el remedio justo para todos los males, tener impecable su cocina, cuidar sus pájaritos... Esa mujer que tuvo la capacidad asombrosa de criar a sus tres hijas, a sus nietos y aún a sus bisnietos...

Esa era doña Marujita Vargas Villabona, la mujer ariana, la aparentemente seca y fría pero con un caldero hirviendo por dentro, la malageña de pura sepa, la morena a la que le heredé el mal genio... Mi nonita, cómo no adorarla, cómo no llorarla en su ausencia, cómo no añorar sus cuidados y sus consejos...

Al recordarla, veo a la mujer que me esperaba en la parada del bus para llevarme a casa, veo a la mujer-madre de toda una familia, a la matrona del hogar...La vida sin ella no es igual.

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